En un entorno de competencia imperfecta, los vendedores tienen la autonomía de establecer los precios de sus productos y servicios para competir por la cuota de mercado, generando al mismo tiempo barreras más rigurosas para la entrada de nuevos participantes y la salida de los ya existentes.
Un mercado representa cualquier ámbito donde compradores y vendedores se encuentran para intercambiar bienes o servicios de valor.
La competencia de mercado se presenta cuando múltiples proveedores rivalizan por satisfacer una demanda específica dentro de un mismo mercado. La desigualdad es una característica distintiva de un mercado de competencia imperfecta, que se contrapone a la competencia perfecta y, como es natural, conlleva ventajas y desventajas en el análisis económico.
La competencia imperfecta surge como consecuencia de la innovación y diversas prácticas comerciales. La innovación, junto con las políticas y prácticas comerciales, son factores que diferencian a las empresas entre sí. Si una empresa particular es más innovadora y adopta políticas más sólidas, seguramente prevalecerá sobre sus competidores.
Dos de las formas más frecuentes de competencia imperfecta son los monopolios y los oligopolios. Estas estructuras de mercado comparten la característica de ofrecer productos heterogéneos con precios determinados internamente. En su lucha por obtener cuotas de mercado, tienen una ventaja significativa al erigir barreras de entrada.
Aunque la competencia imperfecta conlleva desventajas, como la creación de monopolios, es posible obtener beneficios significativos para la economía al evitar condiciones extremas y adaptarse a este tipo de competencia.
Un mercado imperfecto se define como aquel que no cumple con las funciones y características de los mercados perfectamente competitivos. La presencia de condiciones teóricas ideales es escasa en el mundo real, siendo los mercados imperfectos bastante comunes.
Estos mercados no solo permiten que compradores y vendedores influyan en los precios, sino también en la producción de bienes y servicios. Además, en un mercado imperfecto, la información completa sobre los productos no se revela totalmente, y la entrada o salida de empresas se ve obstaculizada, limitando así el número de participantes.
En contraste, un mercado perfecto se caracteriza por contar con una cantidad infinita de compradores y vendedores, ninguno de los cuales puede afectar el precio, ya que este se establece por el equilibrio del mercado.
Diversas estructuras de mercado afectan el precio y la producción de formas diversas. Examinemos algunos de los tipos más comunes de mercados imperfectos.
En este tipo de mercado imperfecto, un solo vendedor domina, ejerciendo influencia sobre el precio de los bienes o servicios que ofrece. Esta capacidad se deriva de la ausencia de sustitutos para sus productos, limitando así las opciones de los compradores.
En esta estructura de mercado, un reducido número de empresas posee una cuota de mercado significativa. Estas compañías pueden afectar los precios de sus productos y, al mismo tiempo, erigir barreras sustanciales para la entrada de nuevos competidores. En un mercado de competencia imperfecta, la concentración excesiva o la falta de ajuste de precios a los cambios en el mercado pueden resultar perjudiciales para los consumidores, haciendo que el mercado imperfecto tenga consecuencias negativas para la economía.
A pesar de los posibles perjuicios a los consumidores y al bienestar económico, los mercados imperfectos también ofrecen beneficios. Por ejemplo, incentivan a las empresas a diferenciar sus productos para atraer a un amplio público y tener influencia en los precios.
Imaginemos la monotonía de vivir en un mercado perfecto donde todos ofrecen productos idénticos. Las empresas buscan innovar con nuevos productos que llenen vacíos en el mercado, aportando así a la economía un equilibrio entre precios, consumidores, innovación y variedad de mercados.